Expuesta en el Museo del Prado, la obra de Guercino nos muestra a Cupido derramando monedas, simbolizando con esto que el amor verdadero debe ser desinteresado. Charlie Munger, uno de mis grandes referentes, afirmaba que casarse solo por dinero es siempre una mala idea. Una locura, sobre todo si ya eres rico o no lo necesitas.
En eficiencia energética mejor no hacer cual Cupido, enamorarse de una casa esta bien, pero vigilar cada euro resulta imprescindible
Mediante procesos de industrialización avanzados, Grupo Lobe ofrece viviendas tecnológicamente adelantadas décadas a su tiempo y a coste competitivo.
La Passivtermia colabora con este ahorro actuando sobre esta por cara triada: ventilación, climatización y ACS. Instalada de forma separada, a menudo parecen diseñadas por equipos enfrentados. Con la Passivtermia, las hemos centralizado, eliminando redundancias y elementos innecesarios, logrando con ello un ahorro mínimo de 2.000 € por vivienda (4.000 € frente a suelo radiante + aerotermia). Un proyecto técnico que marca la diferencia, simplifica el coste de adquisición, mantenimiento y tecnológicamente, a años luz del resto en residencial.
Si la centralización reduce costes de adquisición, la laminación de cargas desplaza el consumo a horas más económicas. Ambas permiten que el coste de mantenimiento integral (clima + ACS) sea de unos 2 € mensuales. Apenas el precio de un café. Algoritmos heurísticos y redes bayesianas optimizan el uso de energía, asegurando que cada euro se invierta con inteligencia. Dos claves de las Passivhaus para obtener tan precisa regulación:
Las horas de producción solar vienen a coincidir cuando las viviendas suelen estar vacías. No tiene sentido producir energía o ACS en horas de desocupación sin poder aprovechar esta energía solar captada. Tampoco consumir en horas punta cuando podemos hacerlo en horas valle, reduciendo costes. Para esto, los nuevos equipos de Keyter diseñados expresamente para Grupo Lobe resuelven este problema, basculando cargas térmicas, optimizando el consumo y alineándolo con las necesidades reales. Menos despilfarro, más sentido común.
Puedes enamorarte de una casa. Nada que objetar. Todo en orden, pero no seas cual Cupido con el dinero. El Último de la Fila, con otra visión muy diferente al romanticismo de Guercino, lo resumían muy bien: “Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana”. Por eso, mejor enamorarse con el corazón, pero también con la cabeza y vigilar cada euro. Porque una casa ruinosa, puede ser un hombro muy frío donde llorar.
Haz que tu hogar sea un refugio eficiente y cálido, donde cada euro cuente.
¿Y tú, ya vigilas cada euro de tu hogar?
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