Cosas que los ingenieros españoles (incluso los más inteligentes) no acaban de hacer bien

PorRaul

Cosas que los ingenieros españoles (incluso los más inteligentes) no acaban de hacer bien

Hoy te traemos una interesante aplicación para residencial mediante centralización, laminación de cargas y acumulación de energía. Las centrales de distrito, y no cualquier cosa, con esteroides. Pero antes, como viene siendo habitual, una historia.

Nueva York: Vapor, taxis y eficiencia energética

Si has visto cine, seguro que recuerdas esas escenas de Nueva York con vapor saliendo de las alcantarillas, envolviendo taxis amarillos y peatones con prisas. Una imagen icónica que no es solo decorado cinematográfico, sino la prueba palpable de un sistema de calefacción urbana que lleva más de un siglo funcionando.

Este sistema, que comenzó en 1882 con la New York Steam Company, transporta vapor bajo las calles de Manhattan para calentar y enfriar grandes edificios. Hoy, más de 13,5 millones de toneladas de vapor abastecen 100.000 edificios y reducen la huella de carbono de la ciudad. Trigeneración, eficiencia energética y, sobre todo, visión a largo plazo.

Mientras tanto, nosotros seguimos haciéndonos preguntas básicas.

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La Academia General Militar de Zaragoza: precisión militar, eficiencia duradera

A principios de los 80, mi primer trabajo en climatización fue con la central térmica y distribución de distrito en la Academia General Militar de Zaragoza. Un auténtico coloso de 20.000.000 Kcal/hora, con agua sobrecalentada a 180ºC, presurizada con nitrógeno seco a 17 kg/cm² y una red kilométrica de tuberías. Precisión militar aplicada a la energía.

Cuatro décadas después, sigue funcionando como el primer día. Cuando las cosas se hacen bien, no necesitan parches.

De la Expo Zaragoza a Pamplona: de la teoría a la realidad (y a la retirada)

Durante estas décadas, siempre hemos tenido algún proyecto en marcha susceptible de implementar una red de distrito. Nos pidieron opinión sobre una central de distrito para la Expo 2008, basada en la captación directa de agua del Ebro. Supongo que pensaron que mis años buceando con bomberos me hacían entender mejor el río. El razonamiento parecía sólido, pero en la práctica, el Ebro en verano apenas cubre los tobillos en algunos tramos. Construir un sistema de calefacción urbana sobre una fuente tan escasa y poco confiable era jugar a la ruleta rusa, así que nos salimos del proyecto. No sin antes ver, como adjudicatarios del Palacio de Congresos, los problemas que trajo la central de distrito.

Más recientemente, en Navarra, una empresa pública nos invitó a participar en una central de distrito basada en biomasa para abastecer varios barrios del casco urbano de Pamplona. Energéticamente sonaba bien, pero cuando uno analiza problemas de suministro, logística y vertidos en pleno casco urbano, la teoría se desvanece. Nos retiramos. No siempre vale aquello de “ya veremos cómo lo arreglamos”.

¿Central de distrito? Claro, pero bien hecha

Por alguna razón, los técnicos tendemos a complicar innecesariamente las instalaciones comprometiendo la viabilidad del proyecto. Sin embargo, hay oportunidades donde el sentido común debería entrar en acción.

Las promociones de Grupo Lobe en Arcosur, con 450 viviendas en tres parcelas colindantes, su inminente promoción en Valencia con más de 400 viviendas para alquiler social, u otras muchas promociones de otras constructoras, me hacen preguntarme qué excusa queda para no potenciar desde la administración una central de distrito bien diseñada.

✔️ Ahorro económico: Centralizar abarata el coste de las viviendas y libera a la constructora de muy caros equipos, apoyos de obra, servidumbres de instalación y mantenimiento.

✔️ Eficiencia energética. Sin precedentes. ¿Quién afirma que NO se puede almacenar energía?

✔️ Gestión eficaz: Pero sin trampas. Un operador energético trabajando a éxito puede ofertar el kWh térmico a un precio, como mínimo, un 50% más barato que la tecnología individual más eficiente del mercado.

Todo ventajas. Y, sin embargo, aquí seguimos.

Conclusión: Si funciona en Nueva York, ¿por qué no aquí?

En España, reinventamos la rueda, pero con esquinas. La calefacción urbana ya ha demostrado su eficacia en medio mundo. Aquí seguimos con proyectos que parecen tesis doctorales en fase de borrador con raros experimentos. De forma individual, pareciera que toda nuestra ingeniería se redujese a instalar un split por vivienda. En residencial, basculamos desde algunos muy escasamente confiables y caros sistemas con renovables, a introducir gases inflamables dentro de cada vivienda. Quizás es hora de dejar de admirar las nubes de vapor de Nueva York y empezar a generar las nuestras. A partir de unas 300 viviendas de Código Técnico de Edificación y unas 600 Passivhaus por su menor consumo, ya resulta muy rentable una central de distrito urbano.

La pregunta no es si podemos hacerlo, sino cuándo vamos a decidir hacerlo bien. Contamos con la tecnología, la experiencia y la necesidad. Nos falta voluntad y visión estratégica. Es hora de que administración y empresarios dejen de ver esto como un experimento y lo conviertan en modelos bien diseñados, rentables, bien gestionados y pensados para durar.

¿Y tú? ¿Cuándo crees que empezaremos a hacer las cosas bien?

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