Los rugidos de los reguladores: una lección en equilibrio de caudales
A principios de los 90, en plena Primera Guerra del Golfo, los convalecientes del Hospital Militar Vázquez Bernabeu en Mislata (Valencia) tenían razones para despertarse sobresaltados. Un estruendoso sonido que empezaba como una alarma de ataque aéreo y terminaba en un rugido gutural les hacía saltar de la cama. No eran sueños bélicos: eran los primeros reguladores de caudal TROX RN, auténticos pioneros de la tercera generación de sistemas de equilibrado.
El reto era titánico. Pasábamos días enteros ajustando presiones y equilibrando caudales entre los climatizadores de cabecera y zonas críticas: quirófanos, UCIs, pasillos limpios y sucios. La tecnología de la época, aunque revolucionaria, tenía sus limitaciones. Los climatizadores operaban con compuertas de diafragma y servomotores Staefa, pero las constantes de tiempo no cuadraban con la autoridad de regulación necesaria. ¿El resultado? A caudal máximo, las membranas de caucho vibraban como si estuviéramos en plena alarma aérea. A presión máxima, simulando filtros absolutos sucios y pérdidas de carga, los sonidos recordaban al Mundial de Sudáfrica 2010, con aquellas inolvidables vuvuzelas.
Este reto técnico no resultaba nuevo. Desde los años 80, con la reforma de los quirófanos del Hospital Provincial de Zaragoza, el equilibrado de presiones y caudales de aire había sido una asignatura pendiente. Las herramientas eran rudimentarias: una goma de gotero con agua teñida de mercromina para medir presiones. En Valencia, las altísimas presiones nos llevaron a reforzar la estanqueidad de los enormes climatizadores con manecillas de cierre adicionales.
Este aprendizaje no habría sido posible sin referentes como Antonio Vegas, Director Técnico de Trox Española, autor de la DTIE sobre difusión de aire y toda una autoridad en el sector. Su experiencia, conocimientos y asistencia resultaron cruciales, tanto en este proyecto como en la evolución del sector.
Lecciones aprendidas: del caucho al control por app
Hoy, junto con Micheel Wassouf, diseñando la ventilación para la promoción de Aqua de Quart, a muy escasa distancia de este Hospital valenciano y mirando hacia atrás, pienso en cómo estas experiencias han moldeado nuestra profesión. La tecnología ha avanzado a pasos agigantados. Las rudimentarias membranas de caucho dieron paso al butilo, y la motorización incorporó mejoras que culminaron en la actual cruz de medida de presiones, un sistema de medición y regulación que ha revolucionado el sector.
Lo que antes llevaba semanas de ajustes manuales ahora se realiza en cuestión de horas. Las caras de sorpresa entre algunos técnicos lo dicen todo. La precisión alcanzada en el equilibrado de las viviendas Passivhaus del Grupo Lobe es algo sin precedentes en residencial. Esto es posible, en gran parte, gracias al sistema recomendado por Jorge Giménez, Director Técnico de Belimo. Con esta tecnología, los caudales se ajustan en cualquier rango seleccionable, y la configuración resulta tan simple como acercar un móvil y, desde la app, acceder a todos los parámetros necesarios.
Por otro lado, la perfección en el equilibrado requiere un aliado clave: la estanqueidad de las viviendas. Esto garantiza una difusión interna impecable. Gracias al cálculo de Santiago Delgado, Director Técnico de Koolair, cada rejilla de aire está diseñada y probada en laboratorio para asegurar que incluso en los escenarios más exigentes, los ajustes necesarios son mínimos y los resultados, perfectos.
Tres décadas después, volver a Valencia para diseñar sistemas que integran tecnologías de vanguardia nos permite reflexionar sobre el progreso de nuestra profesión. Desde aquellas rudimentarias herramientas y memorables retos, hemos sido testigos de una transformación que no solo ha elevado los estándares del sector, sino que también ha hecho posible cumplir con las exigencias más complejas como el estándar Passivhaus. Si algo hemos aprendido es que el avance tecnológico solo tiene sentido cuando mejora la vida de las personas. Y en este viaje, el futuro siempre nos invita a soñar más alto.
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