🏗️ Del Pre-Hiring al Mundo Profesional Actual: Reflexiones desde una Infancia en el Inframundo
Hace unas semanas, varios clientes nos apremiaron a ampliar nuestra oferta de servicios. La demanda era clara: precisaban ingenieros para la legalización administrativa de nuestros proyectos. Ya lo habíamos intentado el verano pasado, pero sin éxito. Al parecer, el sol y la playa resultaron más atractivos que nuestras propuestas laborales.
Sin embargo, pertinaces e inasequibles al desaliento, decidimos intentarlo de nuevo.
Y así, de forma inesperada apareció esa etiqueta de “Hiring” en nuestro perfil de LinkedIn. Confieso que tuve que buscar en el diccionario su significado… Y eso me llevó a reflexionar sobre cómo han cambiado las cosas desde aquellos primeros pasos en esto del “Hiring” para aquellos que crecimos pasando largos veranos en un pequeño pueblo español a finales de los 60 y principios de los 70.
🌱 El Pre-Hiring: Una Infancia en el Inframundo
En aquellos tiempos, casi todo lo que se hacía hoy sería ilegal. Nosotros hubiéramos acabado atendidos por servicios sociales y los adultos, en un oscuro calabozo acusados de explotación y maltrato infantil. Pero para nosotros, trabajar era algo tremendamente ansiado. Esta etapa del pre-hiring, que abarcaría entre los 3 o 4 años y hasta unos 7 u 8, consistía en habitar una especie de inframundo donde todos queríamos crecer rápido, tener dinero propio y dejar atrás la vergüenza de mendigar la propina semanal.
Pasar de nivel significaba ganar lo suficiente para una bicicleta de cuarta o quinta mano, un paquete de Celtas cortos completo en lugar de cigarrillos sueltos o sentirte un potentado coleccionando cromos y tebeos sin depender de aquellas pesetillas que, cual si fuesen droga, nos pasaban furtivamente y a escondidas nuestras abuelas desde su delantal. O lo más anhelado: jugar a las cartas apostando nuestro dinerillo y sin recurrir a chapas, piedras u otros vergonzantes e infantiles sustitutos.
🤝 El Hiring Sharing: Una Miseria Repartida
Desde los 7-8 y hasta unos 10-12 años, compartimos trabajos retribuidos en los viveros, recogiendo fruta o en otras tareas del campo. Era también una etapa difícil, pero el deseo de crecer y ascender de nivel estaba presente. Mantener el ritmo de un peón entre tres o cuatro chavales era la norma, y «ascender» significaba el poder hacer el mismo trabajo entre menos y tocando por tanto a mayor paga en el reparto
Avanzar de nivel era la posibilidad de adquirir un vetusto Vespino, conducir el coche o tractor sin la tutela de un adulto y, lo más ansiado, disponer de una peña con los amigos donde iniciarnos en el alcohol, fumar sin escondernos e invitar a bailar a las chicas (y no necesariamente en ese orden).
⚒️ El Black Hiring: Una Pobreza Individual
Desde los 10-12 años, ya manteníamos el ritmo de trabajo de un adulto liberándonos de compartir la paga. Trabajos duros como la vendimia nos enseñaron el valor de cada peseta.
Crecer rápido y subir de nivel ya significaba poder fumar en casa, tomar vino en las comidas, jugar a las cartas o beber alcohol en el bar; llegar más tarde a casa y, sobre todo, vestir pantalón largo o poder dejar la escuela.
💼 El Hiring a Secas: Desde la Mayor de las Miserias, a las Más Elevadas Cotas de Pobreza
A los 14 años, la edad de la liberación, ya se podía trabajar legalmente como aprendiz de primer año. De ahí en adelante, la aventura laboral continuaba en su versión más adulta. Aquellos precarios y primeros subempleos de finales de los 70 a razón de unas 3.200 pesetas a la semana (unos 20€ a día de hoy) como aprendiz de mecánico, camarero u otros muchos oficios con la habitual “media jornada” de 12 horas diarias y 6 días por semana…nos confirma lo mucho que hemos avanzado socialmente en calidad de vida, derechos y libertades durante estos últimos 45 años.
O quizás…demasiado
🔍 Reflexionando sobre esto del actual Hiring
Hoy, con este anglicismo del “Hiring”, parece algo atractivo y cotidiano en nuestras vidas profesionales, pero me recuerda aquellos primeros intentos de formar parte de algo más grande.
Contratar a nuevos miembros no es solo un trámite administrativo; es un paso hacia la construcción de una comunidad de personas y profesionales comprometidos con un proyecto común.
En estos tiempos, encontrar el talento y sobre todo, el entusiasmo adecuado, puede ser tan complicado como en aquellos primeros aprendizajes. Recordamos el valor de la persistencia, la disciplina, la tolerancia a la frustración, el sufrimiento, y sí, también la nostalgia de cuando trabajar era más un anhelo que una obligación.
Hoy en día, muchos forman parte de esa sangría que representan los aproximadamente 500.000 jóvenes que cada año abandonan nuestro país. Otros se quedan tratando de pertenecer a ese 50% que, en virtud de «la paguita», subsisten a costa de ese otro 50%, y ya unos pocos, luchan por labrarse aquí un futuro más dignificante que el depender de una propinilla, como en tiempos pasados del pre-hiring en el inframundo..
En iener, buscamos ingenieros que, como nosotros en aquellos años, vea en este trabajo no solo un empleo, sino una oportunidad de crecimiento personal, aprendizaje y pertenencia.
Gracias por leernos
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